Sequía musical = sequía intelectual.
"Nunca he llamado a mi trabajo "arte", es parte del mundo del espectáculo, el negocio de la construcción de entretenimiento."
Walt Disney.
En estos días azules inicio del estío en el hastío año de la crisis, parece que se ha instalado definitivamente la “Crisiscracia” como régimen popular uniformador de mentes y actitudes ante la vida.
La cultura o eso que llaman cultura, está en horas bajas. Tantos años viviendo subvencionada (conocido también como “vivir del cuento” o “by the face”) y con artistas pseudofuncionarios ha pasado factura.
Ahora, cuando el dinero se trasvasa para remendar los agujeros invisibles en estos años de decadencia intelectual, se llora al viento con lágrimas de oro por lo mal que vamos a pasar un verano desenchufado de las giras, nacionales, internacionales y hasta galácticas.
Cuando los falsos gurús musicales (y “curturales” por extensión) apoyados en el lobby de turno, venden humo a los moradores del ápice, tenemos sin duda alguna, una verdadera oferta diarréica. Elemento fluido generador de suculentos ingresos y basado en la mediocridad supina de emisores y receptores. O al revés, que tanto monta como monta tanto. Como toda oferta marrón, tiene una fecha de caducidad efímera, que al primer susto económico pasa de nivel semisólido a gaseoso, dejando un incómodo espacio entre los habitantes de Babilonia.
El estado Def con Dos que vivimos en la actualidad, no el grupo musical, sino el estado general de acojone, no deja ver con claridad a los que viven cegados por el paternal subsidio estatal.
Sin embargo para la vanguardia artística en cualquiera de sus ramas, el futuro pasa por una profunda reflexión y cambio de los valores y patrones de actuación.
Ya está bien de subvencionados, que luego nos montan una manifestación por la manipulación del poder y amordazamiento de la cultura. Es necesario una gestión individual de la cultura, haciéndote dueño de tu propia vida, con imaginación, buscando alternativas al mercado actual. Es primordial la competencia para la mejora creativa. El sistema económico está pidiendo a gritos flexibilizar a todos los participantes del mismo, es imposible avanzar con elementos inflexibles y apoltronados en la dulce melodía de los céntimos de euros resbalando por el teléfono de la ducha mañanera.
La imaginación al Poder!... pero que no se la quede mucho, que luego se apoltrona.
Gustavo Reneses